La Argentina bajo el gobierno de Javier Milei se encuentra en un período de profundos cambios, donde las reformas implementadas generan tanto adhesión como críticas. Un análisis recurrente se centra en las 'formas' del Presidente y su impacto en la institucionalidad del país.
La Crítica y el 'Momento Maquiavélico'
Una corriente crítica, a menudo proveniente de sectores 'amigos', reconoce la dirección estratégica del gobierno, pero cuestiona sus métodos, argumentando que erosionan la institucionalidad y comprometen la sostenibilidad a largo plazo de las reformas. Esta perspectiva invita a una reflexión histórica sobre la gobernabilidad política.
El concepto del 'Momento Maquiavélico', popularizado por el historiador John Pocock, ofrece un marco interesante. Pocock reivindica a Maquiavelo no como un cínico justificando cualquier medio para alcanzar fines, sino como un analista de cambios de régimen. 'El Príncipe', en esta visión, se convierte en una tipología de innovadores y su relación con la fortuna, un estudio de la política deslegitimada en contextos de transición.
Milei: ¿Un Ejecutor a Medida?
Algunos analistas ven a Milei como el ejecutor ideal para una Argentina 'rota', producto de la crisis económica y la desilusión social. La pandemia y el gobierno de Macri, según esta visión, erosionaron la confianza en el futuro colectivo y la legitimidad del Estado.
La personalidad de Milei – su aislamiento, su conexión con sus perros, su aparente falta de empatía – no se considera un simple detalle. Se la percibe como funcional a un neoliberalismo desinhibido, donde la indiferencia ante el dolor social no es una limitación, sino una herramienta.
Milei, sin lazos partidarios tradicionales, gobierna desde la emoción y la confrontación, lo que le permite ser un ejecutor implacable de las políticas necesarias para una transformación profunda, según sus defensores. Su 'locura', lejos de deslegitimarlo, lo define y lo hace eficaz para ciertos sectores de poder.
¿Una Alternativa Ausente?
Sin embargo, esta visión subraya que el ascenso de Milei fue posible, en parte, por la falta de una alternativa que despertara ilusión. El intento de Sergio Massa, si bien bien intencionado, no logró superar la desconfianza generalizada.
- La personalidad del Presidente es un factor clave.
- El contexto de crisis económica y social.
- La ausencia de una alternativa política convincente.